ENTRA JARALES Y PINOS

 INITIO. ENTRE JARALES Y PINOS






Aquella tarde la brisa corría entre las espículas de los pinos produciendo un silbido cada vez que el suave viento las rozaba.

Los caminos estaban vacíos, nadie podía pasear por ellos a esas horas.El sol aún no había comenzado a bajar con el deseo de tocar tierra y esconderse tras el perfil de la sierra de Gredos. Aún no era la hora de acariciar las lomas con sus últimos rayos, transformando el cielo en un anaranjado paraíso de aves e insectos.Aún la cálida luz tocaba el suelo de san Martín.
Yo era esa única loca que decidió pasear por el camino que cruza los jarales y a cuyos lados se encuentran esas matitas de tomillo y romero que salpican el campo de tonos lavanda y blanco casi a ras de suelo y que esparcen esos aromas tan característicos  del  famoso monte bajo que tapiza la zona hasta donde alcanza la vista.
Había decidido salir con mi Canon EOS 400D. Mi última adquisición. Me gustaba la fotografía y aún me sigue fascinando. Pero no tenía ni idea y decidí dentro de mis posibilidades, comprarme una cámara sencilla de manejo y no demasiado cara para ir aprendiendo .Tenía el deseo de que algún animal de la zona decidiera posar para mi objetivo de forma tan altruista como espontánea.
por un momento me senté bajo la copa de una enorme encina. En ese momento la miré tumbada bajo su copa y observaba como el viento movía las hojas de una lado hacia otro...la sensación con los ojos cerrados y aquel sonido era de tal paz que no podía compararse con el mejor envolvente sound round ni home cinema posible.
Pronto comencé a escuchar canturreos de pajarillos en la lejanía, algo alborotados. El sol comenzaba a descender perdiendo fuerza, y con él aparecían insectos voladores que tenían como locos a  aquellas aves que revoloteaban cercanos al arroyo.
El pantano no queda lejos de la casa donde me alojaba. estaba situada junto a la presa. Es una colonia de pequeñas casitas , por la pinta de las fachadas diría que una antigua colonia militar. Había construcciones así en muchos pueblecitos parecidos en los que había decidido ir en alguna ocasion cuando era más jovencita.
Buscaba paz, armonía, quietud. era el lugar perfecto.
Hasta hacía unos instantes se habían estado escuchando las risas de unos muchachos mientras se bañaban al otro lado donde el arroyo adquiere más fuerza y caudal y los críos se divierten chapoteando y realizando alguna actividad acuática.

Decidí seguir con mi paseo y mi reflex. todo me parecía interesante y era fuente de inspiración para una novela que siempre quise escribir, y que adía de hoy, sigue sin acabar.
Que gran año ese 2011. Era el Inicio de algo grande. Podía sentirlo en mi interior. Algo cambiaba en mí. Nunca había sido tan reflexiva. Tan pausada. Nunca había sabido con tanta seguridad lo que sentía que quería hacer y coincidía con lo que debía hacer..
Sin saber cómo me ví cruzando un cercado y caminando entre cepas de viñedos que se entremezclaban con plantas de monte y los pinares. Aún no sé cómo me vi haciendo fotos a preciosas rosas que florecían entre el viñedo. A jaras reventadas en flores de un amarillo tan intenso que deslumbraban con los rayos de sol volviéndose ambarinas al atardecer.
Aún desconozco cómo acabé traspasando la puerta de aquella bodega. Una bodega no al uso. A mí no me lo pareció. Me pareció el refugio de alguien. Una Morada
Años más tarde, recordando aquellos días y volviendo a probar este vino redondo y explosivo en boca, lleno de frutas y vida plena, sigo pensando que era el Inicio de este algo.
Con INITIO 2011 nació esta idea. Nació la idea de llevarles a ustedes a aquella tarde. A cómo podía oler aquella sierra, el campo, la labranza. El trabajo de la tierra, las rosas entre las vides. El tomillo y el romero. y ser capaces de rememorarlo con sólo descorchar una botella.

La maga artífice de tales recuerdos tiene nombre de delicada dama en apariencia, pero fuerte y tenaz. trabajadora y honesta. Larga melena de dorados bucles que brillas como si de finos hilos de oro se tratase. piel blanca pero trabajada bajo el sol.
Sin más. Autentica Isabel.
Gracias por elaborar estos vinos de tan larga vida. de esos de apetece dejar dormir y poder depertarlos tras largos, largos sueños para comprobar que siguen tan vivos como cuando fueron encerrados cual genios en cada botella, llenando de magia la copa en la que se vierten y otorgando maravillosos recuerdos a quienes hemos tenido la fortuna de llevar un sorbo a nuestros labios.
Recomiendo que dejen a sus sentidos  embriagarse de él y dejen a sus emociones llenarse de él.
Sin duda tanto en naríz como en boca van a ser capaces de sentirse transportados a maravillosos parajes y reconocer en cada copa aquel paseo al atardecer donde el sol dibujaba de ambarinos trazos la sierra de Gredos a lo lejos  y el paisaje de San Martín tan sutilmente que pareciera poder tocarlos, al menos con el pensamiento.....

Fotografía:Jaime  I.Jimenez



Comentarios

  1. Perfecta la definición del paraje para introducir de pronto el vino. Aplausos.

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