IL SIGNORE DI VENEZIA II.

 Buenas tardes mis queridos lectores:
Como lo prometido es deuda...y soy de cumplir mis promesas y vuestras peticiones,aquí dejo un pequeño adelanto mas de lo que podréis leer en la novela.
Espero disfruten de esta tarde de Reyes.....
ruego realicen los comentarios al final de esta misma página, para saber si les gusta,saber si quieren saber más y les invito a realizar todo tipo de criticas constructivas.
Gracias nuevamente por la acogida.


 "Parece ser que su familia era comerciante, sobre todo con la región de El Veneto. Principalmente telas y cristal. Algo que no me sorprendió cuando ví la cristalería con la que me agasajaron durante la cena. Creo que no he probado vino más delicado al paladar, ligeramente afrutado pero con cuerpo, y un sabor al final , que sin duda denotaba el proceso de fermentado que éste había sufrido en barrica de roble curada con algún tipo de coñac o similar. Piero se sorprendió de mi paladar.
No está mal para un francesita de tu edad.Dijo él
Eso me pasa por pensar en voz alta, sabes que lo hago con demasiada frecuencia y no sé como frenar ese defecto tan atroz.
 La cena fué especial para mí, fiori di suca, fusilli a  vongole  y para finalizar capuccino e grappa.
delicioso. Piero no hacia más que mirarme con esos ojos inyectados en sangre que agudizaban un olor a feromonas esencial, varonil e irresistible. Me hacía pequeños comentarios al oído sobre lo endiabladamente sexi que estaba y los deseos de morderme despacio y tan dulce como la grappa que estaba bebiendo. Te puedes imaginar que una no es de piedra ante semejantes comentarios. Lo único que separaba su aliento del mío era una suave brisa nocturna que entraba a través de la contraventana de se encontraba a mi izquierda.El último comentario que me hizo fué: <<Te espero a las doce en la bodega. No me falles, francesita>>.Sentí desmayar por un instante.
De inmediato salí de mi sueño enbriagador, la tía abuela de Piero me reclamaba en un francés casi perfecto. Se llama Iuliana, y según me contó ella misma se crió en Paris. Tiene la friolera de ochenta años, y la mente más lúcida y mejor amueblada que he conocido jamás. Te juro que podría haberte dado las clases de impresionismo y de Historia del arte mil veces mejor que la momia de catedrático de tuviste.
Ella me contó parte de la Historia de la Familia Fraioli, de la que actualmente quedan descendientes en una pequeña localidad al sur de Italia, entre Roma y Nápoles, y que como no podía ser de otro modo, poseen una bonita finca en el monte, llena de olivos y árboles frutales.
Parece ser que efectivamente, la familia de Piero eran comercientes, tuvieron una época de esplendor y derroche económico, aparte de la posición social de la que disfrutaban gracias a ello, durante el siglo XVIII. Sus trapicheos eran fundamentalmente favores que realizaban a nobles y cortesanas de Venecia con el resto de la nobleza italiana. Según me contó la tía Iuliana , un Tatarabuelo de Piero se ganó el apodo de Il Signore, pues puso en contacto a muchos nobles con bellas cortesanas de Venecia, y tuvo negocios hasta con el propio Duche. No fué hasta la primera mitad del siglo XVIII cuando  trasladaron su residencia definitiva a esta villa de Florencia, pero no me ha querido contar nada más. Supongo que nos acabamos de conocer y remover el pasado el primer día no es muy buena carta de presentación.
Bueno al grano, conociendote seguro te estarás preguntando si fuí a la bodega, pues sí.
A las doce en punto bajé la escalera principal lo más sigilosa posible. He de confesar que iba atacada, mi respiración era entrecortada y el deseo iba aumentando a medida que bajaba cada peldaño. Cuando llegué a la bodega, el silencio era total. no se oía absolutamente nada, por lo que pensé en un principio que Piero me había gastado una bromita fruto del calentón del vino.
Pronto me percaté de una sombra al fondo de la estancia. Era una especie de diván cubierto de un par de mantas de campo, al lado había una mesita baja, improvisada con una caja de madera de las que contienen las botellas sin usar, y acerté a ver un par de copas a medio llenar.Seguí curioseando con la mirada, y allí estaba mirando las botellas en un rincón detrás de una columna, sin camisa y con un ligero olor a sudor y humedad.Era la foto más perfecta que había visto hasta ese momento. Te aseguro que los calendarios de tus bomberos no eran nada comparados con esa visión. Sólo quedaba acercarme a él y preguntarle una tontería para romper ese silencio que me quemaba por dentro. Sus ojos brillaban de un modo especial cuando me vió aparecer con aquel sutil camisón. No lo hice a propósito pero era  realmente insinuante. La noche era muy calurosa y creí sería lo más adecuado para una cita nocturna en una bodega semioscura.
Piero se acercó muy despacio y deslizó suavemente su brazo alrededor de mi cintura.Me susurró
al oído  unas palabras en Italiano que hicieron erizar todo el vello de mi cuerpo, u acercó su boca a la mía. Pronto me dejé llevar y sentí su lengua caliente y humeda recorrer mis labios y mi cuello. Nos abrazamos y cuando me estrechó entre sus musculosos brazos, sentí su miembro dispuesto contra mí, ardiente, pidiendome más. Su mano se deslizó suave bajo el camisón y un segundo más tarde notaba mi deseo estallar de placer.
Le pedí que me hiciese el amor alli mismo y acabamos en el suelo uno encima del otro ahogando nuestros gritos  en el silencio de la noche. Te puedo asegurar , mi querida Carmen, que ha sido la experiencia sexual más salvaje y placentera de mi vida. Casi no puedo ni contrártelo porque sólo pensar en ello de nuevo...
En fín volvimos cada uno a nuestro dormitorio. Cuando llegué al mío decidí drame una ligera ducha para refrescarme y que al día siguiente nadie pudiese captar el olor a hombre y sexo que me invadía. Cuando bajé a desayunar serían las ocho y media o nueve, pero la cara de placer, felicidad y deseo me delataba.
Piero se sentó justo frente a mí, y cada vez que daba un bocado al pan notaba sus ojos clavados en mí, en cada rincón de mi cuerpo, bajo mi blusa, bajo mi piel.
Su tío le invitó a dar una vuelta por la finca y la casa para mostrarle como iba la cosecha, las últimas cosas que había hecho y para preguntarle sobre mí.
Yo lo tuve más fácil, la madre de Piero y la Tía Iuliana se habían quedado allí. La conversación era fácil con ellas, y Iuliana me dijo algo revelador para mi investigación , algo que a simple vista podría carecer de importancia si no se sitúa en el contexto apropiado. Ella tenía un manuscrito en el cual se hacía referencia a la venta y traslado de tres piezar de cristal de murano encargado por un noble florentino para su amada. Eran unas perfumeras de tres tamaños diferentes para albergar los más delicados aromas traídos también para ella desde Oriente.No eran tres frascos sin más y tampoco era un regalo cualquiera. Eran el pago por un favor a prometido. Un favor que le haría ganar una apuesta y por tanto una suma muy importante de dinero. Era el pago de una venganza.
Te das cuenta de lo que significa eso. La Tía Iuliana lo contaba cono si fuese un cuento de viejas para antes de dormir. Pero lo cierto es que coincidía plenamente con los restos de vírio y el frasco intacto que yo había encontrado en las obras del palazzo de Florencia. Necesitaba tener ese documento, pero, ¿Cómo pedírselo?, la acababa de conocer, y ese pergamino formaba parte de y libro de cuentas que perteneció a su familia durante generaciones, que daba cuenta de la historia, pero que era una prueba fundamental que sustentara mi teoría, la teoría de la Conspiración para matar a Giacomo Casanova."

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