EN TIERRA CALMA...







La Historia   nos cuenta que la actividad de vitivinicultura  de la zona se encuentra registrada desde hace siglos, en la ruta del Císter ( siglo XIII). Hay edificados dos monasterios en honor a San Martín  de Tours y Santa María  de Valdeiglesias ( Pelayos de la Presa) y varias iglesias cercando el valle, de ahí el nombre de San Martín de Valdeiglesias, zona limítrofe con Ávila y Toledo, a unos 681 metros de altitud y una población aproximada de 8318 habitantes según el censo de 2018, en plena cuenca del Alberche  y frente al Pantano de San Juan.



En 1430, se produjo una revuelta campesina contra el monasterio,hecho que aprovechó Álvaro de Luna, Condestable de Castilla y primado de Juan II para poner a la localidad bajo su señorío en 1434.

Posee un Castillo fortificado, La Coracera que data del siglo XV, con lo que amplía las propiedades junto a escalona y Cadalso.
De esta época aún quedan vestigios en el modo de cultivo y reparto de propiedades entre los habitantes del municipio, los conocidos minifundios.


De la mano de  Rafael Aguilar, propietario de Tierra Calma,  recorreremos esta singular Bodega situada en el enclave del pantano de San Juan,  entre Pelayos de la Presa y San Martín de Valdeiglesias,en la  Comunidad de Madrid. Nos encontramos ante un autentico viñador, en toda la extensión de la palabra, aspecto que se traslada a la pasión con la que cuenta la historia y los cuidados del viñedo como elemento pirmordial de un vino.
Tierra Calma cuenta con 18 hectáreas dentro del proyecto de ampliación de la misma y con la replantacion de 5000 nuevas cepas en la parte de la finca dentro del enclave orográfico conocido como" La nava".


El paisaje destaca las impresionantes vistas con las que contará la fachada principal de la bodega  hacia  la sierra de Gredos, en  el  perfil de la vertiente  conocida como " las cabreras", aspecto que pone  en valor el diseño del nuevo proyecto de edificación.

Tierra Calma nace  fruto de la amistad de los propietarios Rafael y Elena , y los propietarios de Bodegas TRITIUM.




Esta Bodega familiar intenta recuperar el modo de cultivo tradicional, ecológico y respetando las condiciones de terreno granítico y drenaje propio del subsuelo, por lo que antes de la plantación , y durante el cultivo de las mismas , se han ido haciendo adaptaciones en la manera de cultivar, dependiendo de la zona y las placas graníticas y profundidad de las mismas.
Haciendo recorrido por la finca para reconocimiento sobre el terreno, comprobamos que la escasez de aguas pluviales y la porosidad del suelo caracteristico, estan haciendo que la planta comience a sufrir estrés hídrico, ya que la necesidad de lluvia es cada día más patente.
 Las plantas autóctonas que podemos encontrar en estos parajes, como enebros, jaras, pinares y otra gran variedad de floes y arbustos, aportan a los vinos de esta bodega la suficiente carga aromática como para aportar una delicada sedosidad a sus vinos y  una excelente acidez que los  convierten  en  únicos .


La variedad autóctona de cultivo es la Garnacha, tinta fundamentalmente, aunque los propietarios han decidido plantar también otras variedades como el Albillo Real, ya que las condiciones del terreno le son propicias y es una de las variedades blancas que han hecho famosos a los vinos de Madrid.
Otra de las condiciones adversas a las que se enfrentan cada día estos viñadores es  la plaga de conejos que amenazan con devorar cuanto se interpone en su camino, incluyendo las plantas y granos que comienzan a engordar y madurar en cada cepa.
Una de las características de estas viñas que la edad de las plantas ya que una gran parte son viñas recuperadas de otros propietarios y por ellos muchas de ellas tienen más de 60-80 años, lo que hace que cada planta de unos 700 grms de uva y por tanto la calidad del grano sea excelente. Son vinos muy peculiares, de esos que me encanta catalogar como " rarunos", por su peculiaridad en los que queda impreso el caracter y valores de la FAMILIA, como sello identitario de esta casa.




Nos cuenta el Propietario que su trayectoria en el mundo del campo comienza casi 30 años atrás en la que fue anterior casa familiar sita en la localidad toledana de  Arcicóllar, dentro de la DO. Méntrida. Allí aprende las labores propias del campo en todas sus facetas, incluyendo el manejo de las herramientas propias de las mismas, y todas las etapas para el cultivo de la tierra y la huerta para el suministro propio del hogar. Tanto es así que en una de las parcelas, encontramos un huerto propio en el que podemos ver tomates, calabacines, pimientos sembrados y cuidados por el mismisimo Rafael.

Una vez de vuelta en la casa, realizamos una cata de las barricas de la cosecha del año donde van comprobando como el vino vacambiando y donde realizan diferentes ensamblajes con el enólogo para ver las proporciones y " formulas mágicas", a utilizar en cada embotellado, como si de la receta de una deliciosa tarta de alta pastelería francesa se tratase.



Catamos La nava 2018, Cister 2018  y Las cabreras,  de los que pudimos vislumbrar que no solo son grandes vinos sino que una vez sean ensamblados serán deliciosos, maravillosos, con un gran contenido de fruta respetada y perfectamente integrada en tiempo y forma con el roble frances que los contienen en sus correspondientes crianzas dependiendo de las indicaciones enológicas y de la vision final que quieren conseguir. Son vinos con personalidad propia, eso sin duda, y aunque en la zona se hacen grandes vinos, ninguno se parece entre ellos, cuestion que enriquece a la diversidad de las bodegas y atender a las necesidades y demandas del público cada vez más amplio en el mundo del vino, sea especializado o no.
Vinos que a mi modo de entender respetan las condiciones organoléticas de la fruta,aromas, acidez justa  que le aportarán longevidad, bien estructurados, frescos,especiados con toques delicadamente balsámicos ,en definitiva equilibrados. Aúnan para mí equilibrio entre la fruta y la tierra. Estas caracteristicas quedan patentes tanto en naríz como en la boca. 





 La visita a esta bodega nos hace tener la visión del Bodeguero y su familia, valorar el esfuerzo que están realizando  para sacar  este proyecto adelante y colocar sus vinos como unos de los más prometedores que esta Comunidad está ofreciendo al mundo, ya que los nuevos proyectos en exportación, comienzan a dar resultados en Francia, Estados Unidos y algunos otros lugares que este propietario ha querido guardarse para sí ya que una de las características más importantes que posee este matrimonio es el buen hacer y la discreción.
El otro objetivo de la familia es respetar y proteger el entorno, y hemos podido ser testigos de excepción.




Quiero agradecer a Rafael Aguilar su buen hacer y su hospitalidad así  como la colaboración para poder realizar este artículo.  Brindemos por ti y tú bodega con Tierra Calma 








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